viernes, 17 de julio de 2009

eneico

Sujetando la llama apenas, en horas de lumbre, auscultando el silencio continuo, alimentando la posibilidad de amanecer ciego de certezas.
Con el mate lleno de la docilidad del cotidiano, estirar el dedo y detener la máquina, colmado de hollín, la camisa sucia y la urbe enrojecida en las pupilas, tarareando intentos autísticos; navegando ritualismos de cuarentón.
Paseando navegante, ido en la risa, encontrando nada, en la marea urbana acompañado de los ancianos, la afirmación conductual, escrutado, mínimo, temeroso, en angustias solapadas, videando el mate remate.
Todavía aún, acumulado de años, paseo pasos y dibujo en la callada musicalidad, en el agua madera, tu nombre enamorado, tu figura mutante y le sigo cantando a la ayustada conjunción unción.
Preñado continuo, pariente imparable, vertiente de signos, inclaudicable coleccionista de palabras, incansable tejedor de convenciones, abstruso engatusador trasnochado, entre gritos de infante, aquietado en el dolor del fin de siglo, agostado por la avalancha interminable de injustas justicias tardas, de minorías vociferantes, en pos de abrir las pupilas enceguecidas; el baile de los nictálopes en la urbe de los ciegos.
La porfiada esperanza expectante, melancólica soledad aérea, pétrea, críptica, inescrutable.
En la espera del sueño, el olvido inmarcesible, la vacuidad impenetrable de neuronas morféicas; con ansias de imnagogia activa, de duermevela laborioso, engarfiado del teclado, sujeto contumaz al retahilar la marea etérea, inércica e indetenible.
En el climático clima extrañado, olfateando nubes desusadas, intempestivo al son de cítaras, me enredo en cavilantes cavilaciones de estíos sorprendidos.
Conta-ando, en sueños despanzurrados, en las cenizas acumuladas de este andar comprensiblemente inentendible; el retorno espirálico del mutis dúo, el restregar de rutinas inanimadas, desganado acompasar de tiempos extendidos a la fuerza, apuntalados en el autoconvencimiento, en el mutis dúo, acicalar los espacios en orgasmos disolutos y eyaculaciones postreras; creérsela toda de repente, para ansiar la muerte en el ánimo del fanático, en espacios vitales.
En el mutis dúo, distanciado en tu sueño, cubierta y ausente, con ánimos cansinamente ansiosos; añoro pulmones, en el "precipicio lento".
En letargos modorreicos...... dormir.
El soma reclamo....
Insistente, imperativo.....el soma reclamo.
Entre los enfervorizados descreídos, hurgando trozos de aire, inestable el suelo y las ideas, interrumpido a saltos resquebrajados, untándome irreflexivo, estacionado en el retruécano; amenizado, alerta, en la periferia del habla, espía de ademanes; oculto en cristales; ácido vigilante, la verba acrática, el discurso de la violencia, la certeza de la injusticia, la indignación activa en canales retorcidos.
Y arrinconado en humedades, atento a los guiños de la humanidad circundante en la ronda de la cerveza, divisando el bamboleo frenético de bailes gastados, la misma historia fundamental en este preguntarse a las puertas del silencio, el temor atenazado en la conciencia-in, en los esputos de mis ideales.
En instantes repetidos, tejiendo hilos direccionados a la vergüenza, mi soledad desbaratada; la irrupción instalatoria de opciones intempestivas, distanciarse del acto, acunado en la idea en instantes repetidos.
Absoluto, equilibrado exacto, en la lucidez emocional, no acierto a hecharte de menos en el centro concentro de estas ideas-plasma. En auditivo contacto, con tu verba en mi oído, uso tu imagen-conjuro para guarecerme.
En asientos, acopiando entorno ciego, persecutor de signos, me adhiero en la búsqueda del ejercicio continuo, rozando apenas la labor laboriosa y gratuita que envuelve la "dura-madre".
En elecciones de solitario.
Oteador de invisibles, dilatado de fosas al encuentro de monóxidos plomos, mareado al sin-son del rugido inconstante de la urbe, en hémesis cruenta (nuevamente) iterando el pensar plasmar, aquietado en brisas calenturientas.
Monitor de soles infiltrados, acesante y cianótico como el aire enajenado de la disoluta urbe.
En lavatorios de conciencia, ajustando pá otro en dilemas de visualizaciones ultra cargadas hacia la justa-in, en comprobaciones de gorduras ganadoras, los capos, los arrebatadores de turno vendo, bajo las piedras.
Enéico, por primera vez, enfocado en verde cemento; con ilusiones-des, autonombro innombrables en catacumbas giratorias.
Abrazando el mil más mil, en etílicos ditirambos, la danza macumbéica de los rengos, cadérico contonéo agitar de brazos, tarareo bucal insonídico.
En el sol infiltrado, finteando carcinomas aéreos, la gratuidad del tánatos injertándose en la piel, la pleuresía gastada en cada aspirante ajetreo, mudando dermis-epi, para acicalar el encuentro con los camastros desvencijados de los sueños de urbano animal.
A la espera de actividades mínimas, en la búsqueda del pan nuestro, el trozo de espacio que toca, la dinámica del dolor, expectaciones de las veintiuna horas el locutor consolante comunica que esta vez no soy yo, nuevamente, no soy, al que el abrazo de la venganza atrapa en las redes del resentido feliz-in;
En ventanas opacas duermo siestas entusiastas para olvidar lo invivible, de estas ilusiones-des.
Asomado a los otros, buscándole el ajuste a los decires ajenos, atento a los ademanes-gesto, auditor perceptivo, procesador concentrado, me toca, en esta historia reciente, auscultar mínimos estares, paciente pasar inocuo y ensorbecido, la conciencia-in del pro-ceso.
A-caudalado, en vaivenes opalináceos, buscando la exactitud de la trama, en perdidos vericuetos incautos, atosigado de serpenteos inanes, sin acertar, des-acertado, con muelas carcomidas, orientado-des.
De lejos, en los síndromes consabidos, en el umbral del obsoleto, los retruécanos inventados, inhistoriado sedentario.
Deambulante, en oteos obscuros, en búsquedas reprochables, al acecho de las miradas, husmeando estrechos laberintos, al alero de la suerte, ubicado en el ghetto, en afanes de lobo adulto.
Cabizbajo, itinerante, desvelado, en el cruce de la insania. Incómodo
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